El estilo que imparto en mis clases es el hatha yoga, es el yoga más clásico en el que se practican asanas o posturas corporales que aportan a los músculos firmeza y elasticidad. Pero no es solo un método físico, va un paso más allá, a través de la respiración crea una conexión cuerpo-mente y te permite conectar con tu verdadero ser, con tu esencia.
La meditación, pranayama (ejercicios de respiración) y asanas (posturas) conseguirán que llegues a un estado de claridad mental y a una conexión cuerpo-mente-espíritu.
Durante la práctica del yoga tomamos consciencia del aquí y ahora, del presente. Aprendemos a respirar de forma más consciente y podemos experimentar los beneficios de una respiración plena. La respiración es otro nutriente igual que la comida y la bebida, pero como es un sistema autónomo, muchas veces nos olvidamos de respirar bien. Las posturas no solo ayudan a estirar los músculos sino que también estimula el movimiento del diafragma, aumentando así nuestra capacidad pulmonar.
Mediante el yoga, no solo trabajamos la parte corporal sino también mental. En el día a día hay momentos que nos cuestan (preocupaciones, cambios, responsabilidades…) y el hecho de dedicarnos un momento durante la clase nos permite desconectar de nuestros pensamientos, podemos conseguir dar otro enfoque a lo que nos pasa, mirarlo de otra manera.
Muchas veces las respuestas vienen por sí solas cuando vaciamos nuestra mente, cuando no damos tanta importancia a nuestros pensamientos y entramos en un estado más meditativo.
Cuando conectamos con nuestro cuerpo conscientemente y observamos las tensiones que acumulamos, podemos soltar, crear espacio.
Intentaremos siempre observarnos sin juicios y aceptar el momento en el que estamos, física y mentalmente. No necesito compararme con el otro ni criticarme a mí mismo. Cada cuerpo es diferente, cada práctica es diferente.
Lo importante es tenerte en cuenta a tí mismo, se trata de un juego entre ganar fuerza y relajarse, tonificar y soltar.
El Yoga no solo es una práctica dentro de la sala, es una filosofía que se lleva más allá de la esterilla. Es amor hacia uno mismo, hacia el otro y hacia cualquier ser vivo.